martes, 5 de febrero de 2008

Asumiendo decisiones

Hoy creo que me he hecho mayor. Acabo de hacer algo que no había hecho nunca, algo que por mucho que hubiera pensado no había llegado a realizar, no me había visto en la situación real de enfrentarme cara a cara con ello. Mejor dicho, con ellos, que se creen que tu vida depende de su caridad.

Tengo una centrifugadora en el estómago, como cuando tuve que entrar al último examen de la carrera. Me he jugado el cuello sabiendo que las consecuencias seguramente sean nefastas. Y tal vez sólo ha sido el primer asalto. Puede que mañana llegue otro, que se cree más poderoso aún, e intente ponerme contra las cuerdas, demostrandome que mi osadía es patética y que la diginidad es un cualidad que se compra con dinero. Creo que intentaré sonreir, como he hecho esta tarde, pues mi argumento es de una simpleza tal que puede resultar hasta estúpido usarlo.

Soy una privilegiada y puedo permitirme el lujo de haberlo hecho, igual que me permito otros lujos. Pero es curioso como pueden hacerte sentir mal por defender tus derechos. Ahora mismo no estoy plétorica de alegría por haberlo hecho. Necesito explicar que no ha sido un gesto gratuito, que estaba justificado. ¿Pero si tenía razón por qué necesito el beneplacito de quien realmente me importa? Ahora debería sentirme grande y me siento pequeña, me siento más humilde que nunca. Nunca había sido tan sincera con ellos.

***

Humildad (DRAE)
1. f. Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.

2 comentarios:

godsfork dijo...

Esto de contar las cosas sin contar... con lo cotilla que es uno...

Ya te pillare por banda y cuentas

tzesire dijo...

el segundo asalto: aquí las reglas no tienen valideza y hacemos lo que se nos pone. la solución totalmente prevista desde hace un mes: si no te gusta lo que hay pírate.